miércoles, 7 de junio de 2017

Futuras tendencias en la teoria y practica del liderazgo

Centrarse en la gente.
Esto es “descentrarse de uno mismo” y empezar a pensar en los demás como vía para inspirar la motivación. Esto supone también influir en los demás o saber vender ideas y llevarlas a la práctica como gestionar hacia arriba o influir en el jefe.
el principio básico para influir en los demás pasa antes por conocerse a uno mismo, para posteriormente conectar con su estilo, estar en la misma onda que ellos.
Ser positivo.
este es uno de los requisitos fundamentales del liderazgo, por lo que es importante ante todo tener muy claro en qué consiste ser positivo y qué no lo es. Algunas pistas de lo que en el mundo empresarial es ser positivo, suele ser: ver oportunidades, en vez de problemas, aprender a tener suerte con coherencia, pasar del análisis de la acción, tomar iniciativas que sirvan para vivir mejor.
Todo lo contrario, no ser positivo pasaría por crear un clima de falsa felicidad y amabilidad, falsas alabanzas a los fácilmente influenciables, etc.
Probablemente la cualidad más decisiva sea ver las oportunidades donde los demás no ven más que problemas e inconvenientes. Las propuestas e ideas que nacen de esta observación de oportunidades suelen enfrentarse con muchos obstáculos, y saber enfrentarse a ellos con éxito está en el corazón del verdadero liderazgo.

Ser profesional.
Este es otro requisito imprescindible para el éxito en el liderazgo, el cual se compone de cuatro elementos:
  1. Observar los líderes que hay en el entorno y en la historia y aprender de ellos, en una formación continua.
  2. Adaptarse al terreno local y comprender cómo el contexto particular de cada situación puede necesitar de uno u otro compromiso de liderazgo.
  3. Asumir algunas lecciones universales de profesionalidad, tales como la lealtad, la honestidad, responsabilidad, la capacidad de ofrecer soluciones y energía)
  4. Saber estar, de forma que las demás personas se sientan cómodas, apreciadas, respetadas e importantes.
Segunda parte: la práctica del liderazgo.
Las habilidades y comportamientos del liderazgo son acumulativos y es necesario pasar de la teoría a la práctica.
Saber motivar a los demás.
Esta es una de las cualidades más valoradas en el mundo del liderazgo, pero también de las más escasas. Un buen líder habrá de contar con las siguientes virtudes, como mostrar interés por la carrera de sus empleados, ser honesto con ellos y convertirse en alguien confiable, saber hacia dónde se va y cómo llegar hasta allí, hacer saber que se hace un trabajo válido y reconocido.

ser positivo en la práctica.
En la práctica estaríamos hablando de: 1) Gestionar conflictos, crisis y riesgos. 2) Gestionar proyectos. 3) Gestionar el cambio y 4) Construir poder, influencia y redes.
1. Gestionar conflictos, crisis y riesgos.
Esto es que nunca hay que evitar los conflictos; lo mejor es encararse a ellos. Estos desarrollan el liderazgo y las habilidades interpersonales del líder emergente. Nunca ha de tomarse como algo personal.
2. Gestionar proyectos.
Otra habilidad que escasea y que se debe impulsar desde el liderazgo. Para Owen, el proceso adecuado para la gestión de un proyecto podría lograrse atendiendo tres recomendaciones: 1) empezar por el final y trabajar hacia atrás, 2) prever el mínimo número de pasos requeridos para llegar al final deseado y 3) crear un proceso de gestión efectivo, garantizando objetivos y un proceso de toma de decisiones claro.
3. Gestionar el cambio.
Una de las cosas más temidas es esta. Cuanto menos control se tiene sobre el cambio, más desconfianza se genera en cualquier organización. existen herramientas que permiten optimizar las posibilidades de éxito cuando hay que enfrentarse al cambio. Son, esencialmente, tres:
Orientar el cambio hacia el éxito.
Gestionar el proceso del cambio.
Gestionar la red del cambio.

4. Construir poder, influencia y redes.
El líder de nivel medio tiene más responsabilidad que autoridad y sólo puede conseguir resultados a través de influencias, alianzas y redes. La capacidad de lograrlo diferencia a los verdaderos líderes de los meros gestores, que se mueven exclusivamente en su esfera de autoridad.
Construir una red de influencias y alianzas conlleva tiempo y dedicación y depende del nivel de confianza, intimidad y credibilidad que se otorga a cada contacto de la red.

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