martes, 31 de octubre de 2017

Salarios Mínimos en Latino América

La comparación del salario mínimo entre países de condiciones similares suele ser buena referencia para entender el nivel de vida que se mantiene en diferentes estados, así como también si el poder adquisitivo es superior en algunos casos que en otros. En este sentido, es lamentable ver que el salario mínimo en México es el más bajo de América Latina. Se encuentra por debajo de países como Haití, Guatemala, El salvador, Honduras y República Dominicana, entre muchos más.

Si bien anteriormente esto no ocurría así, dado que México se encontraba promediando la tabla de posiciones, tomando en cuenta el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) vemos en el análisis “Déficit del salario mínimo”, que nos encontramos primeros pero desde abajo de la lista de mejores salarios mínimos de América Latina.
El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) muestra una media en la región de 354 dólares, pero algunos países están muy por debajo, como Cuba que tiene un SMI de 20 dólares.
El país con mejor SMI es Venezuela con 885 dólares (a tener presente que el dólar paralelo no se contempla para los datos estadísticos, por su carácter ilegal).
En conclusión del estudio, se puede afirmar que el salario mínimo en México “es uno de los peores en Latinoamérica” al encontrarse debajo del umbral de pobreza percápita.

¿Qué plantea la OIT?

El salario mínimo en México además de ser el menor en América Latina por su monto se encuentra en los últimos lugares de la región comparando el poder de paridad de compra, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) percápita, y su nivel respecto de la línea de pobreza y grado de cumplimiento con las necesidades del trabajador y su familia.
Esto lo ha determinado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y es el método que usa para evaluar la efectividad del salario mínimo en los países.
El salario mínimo promedio para la región fue de 262.6 dólares en 2011, en México el salario mínimo promedio se situó en 121.5 dólares, ubicándose como el tercer país con el menor salario mínimo medio de la región, sólo por debajo de Bolivia y Nicaragua. En 2000, el salario mínimo en Latinoamérica fue de 123.3 dólares y en México de 96.6 dólares, con lo que once años atrás fue el séptimo país de la zona con menor salario mínimo. En el lapso 2000-2011, el salario mínimo en México aumentó en 24.9 dólares y en toda América Latina en 139.4 dólares. En esa década el país fue superado por Honduras, Brasil, Ecuador y Uruguay.

¿En qué afecta a México?

El problema de no llegar siquiera a cubrir las necesidades básicas, lleva a un mayor sentimiento de injusticia y desigualdad reflejándose no sólo en la violencia organizada, de pandillas o el narcotráfico, sino en el tejido social.
Y esto ocurre porque vemos con poco orgullo que 40% de los trabajadores no logra obtener el mínimo necesario para sostener a sus familias, porque la relación entre el salario mínimo y el valor de la línea de pobreza per cápita, que demuestra lo que se puede comprar, es baja con 0.66%, cuando debe ser superior a 2 puntos.

sábado, 21 de octubre de 2017

Crecimiento del empleo formal

Durante la última década, el comercio mundial ha registrado un crecimiento considerable. En 2007 representaba más del 60 por ciento del PIB mundial, frente a menos del 30 por ciento a mediados de la década de 1980. Pocos observadores pondrían en duda el hecho de que el aumento del comercio ha contribuido al crecimiento y a la creación de empleos en el mundo. No obstante, hasta el momento, el fuerte crecimiento de la economía mundial no ha contribuido, en muchos casos, a mejorar en la misma medida las condiciones de trabajo y el nivel de vida. 


La pobreza absoluta ha disminuido gracias al dinamismo económico de los últimos años, los esfuerzos de las empresas privadas, las remesas de los trabajadores migrantes y la comunidad internacional dedicada al desarrollo. Sin embargo, con frecuencia, las condiciones del mercado laboral y la calidad del empleo no han mejorado en la misma medida. En muchas economías en desarrollo, la creación de empleos se ha producido principalmente en el sector informal de la economía, del que proceden los ingresos de alrededor del 60 por ciento de la población activa. Aun así, la economía informal se caracteriza por una menor seguridad en el empleo, ingresos más bajos, falta de acceso a una serie de prestaciones sociales y escasas oportunidades de participar en los programas de educación y formación: en resumen, por la ausencia de los elementos esenciales de un trabajo digno.


Empleo formal en México creció 3.8% durante 2015

En el último año se crearon 653,832 nuevos empleos en el sector formal, equivalente a una tasa anual de crecimiento de 3.8%, dio a conocer el Instituto Mexicano del Seguro Social.

En un comunicado, el instituto destacó que en el primer mes de 2016 se crearon 69,170 empleos formales, lo que representa 9,386 más a los registrados en enero de 2015. De ellos, 85.7% son permanentes y 14.3% eventuales. 

Indicó que en los últimos cuatro años estos porcentajes se han mantenido relativamente constantes y hasta el 31 de enero del presente año, los puestos de trabajo afiliados ante el IMSS eran 17 millones 953,303. 
El aumento anual en el empleo fue impulsado principalmente por la industria de la transformación con un crecimiento ponderado de 1.2%, y servicios para empresas con 0.9 por ciento. 

Los sectores con el mayor crecimiento porcentual fueron agropecuario con 7.8% y transportes y comunicaciones con 6.6%; mientras que los estados de mayor incremento son Quintana Roo, Querétaro, Chihuahua, Aguascalientes, Sinaloa y Baja California Sur, con un aumento superior a seis por ciento. 

Crecimiento del trabajo informal

El 47,7% de los trabajadores de la región no tiene un empleo formal, los más afectados, las mujeres y los jóvenes.

De los 275 millones de personas que forman la fuerza laboral de la región, solo 145 millones poseen un trabajo formal. 

Los índices de mayor empleo informal se registran en Centroamérica:
•Guatemala con 76,8%
•Honduras con 72,8%, 
Perú, que el año pasado fue el segundo país en la región con mayor crecimiento, tiene el 68,8% de personas con ocupación informal. El 50% de las mujeres y el 45% de los hombres trabajan en condición informal.  De los 14,8 millones de latinoamericanos que buscan empleo sin conseguirlo, más de la mitad son mujeres: 7,7 millones, además, hay unos 22 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. 
“Seis de cada diez jóvenes tienen empleo informal”

Es un trabajo a destajo, sin vacaciones, ni seguridad social, sin jubilación ni futuro: un puro presente entre el brillo de los zapatos y la comida.
 El trabajador informal no tiene acceso a ninguna protección, a prestaciones sociales o a pensión en el futuro, salario mínimo, etc.“
 La mayoría de los 127 millones de Latinoamericanos que trabajan informalmente llegarán a la edad jubilatoria sin hacer los aportes correspondientes.
El programa FORLAC se creó en el año 2013 con el objetivo de apoyar a los gobiernos y actores sociales en consolidar políticas y estrategias para facilitar la transición de la economía informal a la economía formal en la región. Para llevar a cabo el objetivo del programa, se definieron cuatro áreas de trabajo:

1) Generación y diseminación de conocimiento sobre transición a la economía formal, a través de estudios de las iniciativas llevadas a cabo en países o sobre temas específicos. También se han apoyado las labores de homogeneización de estadísticas.
2) Asistencia técnica e intervenciones aplicadas en países específicos.
3) Promoción y desarrollo de capacidades de organizaciones de trabajadores y empleadores, con el objetivo de fortalecer las capacidades de los actores sociales en materia de transición a la formalidad.
4) Diseminación y difusión del programa.

lunes, 9 de octubre de 2017

Globalización salud mental y laboral

Los problemas de salud mental han aumentado a escala global: psicosis, demencias, angustia, depresión, suicidios e intentos de suicidio, así como trastornos asociados a la violencia y a la pobreza, constituyen parte importante la demanda de los servicios de salud. En el contexto global que vivimos, han aparecido, asimismo, otros problemas que, independientemente que puedan o no llegar a constituirse en un trastorno psiquiátrico propiamente dicho, requieren ser estudiados desde la perspectiva de la salud pública y de la salud mental. Trastornos asociados a la imagen corporal y a las dietas, al uso compulsivo de las computadoras y los teléfonos celulares, y los principales trastornos propios de las migraciones se revisan en el contexto de la sociedad globalizada, ínter-dependiente y veloz, en la cual las tecnologías de la información y la comunicación, con su formidable potencial, generan también efectos indeseables en la conducta de algunos individuos y en su interacción con los demás.


Riesgos psicosociales

Las causas más comunes de estrés en el trabajo son los riesgos psicosociales relacionados con la organización del trabajo, el diseño del trabajo y las condiciones de empleo, así como las condiciones externas que pueden tener influencia sobre la salud, el desempeño y la satisfacción laboral.
Aunque el impacto de sus efectos varía de un individuo a otro, se sabe que tiene consecuencias sobre la salud, tales como enfermedades mentales, cardio/cerebrovasculares, musco-esqueléticas y reproductivas. Asimismo, el estrés laboral causa diversos problemas de comportamiento incluyendo el abuso de alcohol y drogas, el incremento del tabaquismo, el sedentarismo, y los trastornos de sueño.
La Dra. Julieta Rodríguez--Guzmán, Asesora Regional en Salud de los Trabajadores de la OPS/OMS, mencionó que "estos problemas son capaces de reducir la motivación, el compromiso y el rendimiento laboral; y producen un aumento del ausentismo, la rotación de personal y el retiro temprano. Lo que conlleva a disminuir la productividad, la competitividad y la imagen pública de las organizaciones."

Buscando soluciones

La OIT y OMS han emitido directrices y recomendaciones para abordar estos problemas, incluyendo la promoción del empoderamiento, la participación y la satisfacción de los trabajadores, así como la adopción del concepto «trabajo decente» de la OIT cuyos elementos son el empleo justo, respetar los derechos humanos, acoger los estándares laborales, proteger el medio ambiente, y fomentar la transparencia y el diálogo social. La OIT también recomienda que los países incluyan el estrés laboral y los problemas mentales del trabajo en sus listados de enfermedades profesionales, para asegurar que estos puedan ser identificados, cuantificados y posteriormente intervenidos.
Por su parte, la OPS / OMS también ha emitido recomendaciones, directrices e intervenciones para la prevención de problemas de salud mental debido a los riesgos psicosociales; y ha publicado la serie "Protegiendo la Salud de los Trabajadores," que promueve políticas y medidas para minimizar la exposición a estos peligros. Según las recomendaciones de la OMS una política de trabajo adecuada, integral y basada en principios éticos debe:
  • atender todas las exposiciones peligrosas en el ambiente de trabajo
  • aplicar normas de buen comportamiento, cuidado y responsabilidad
  • incluir enfoques para prevenir comportamientos no éticos y cómo actuar en caso de que ellos ocurran y,
  • promover la responsabilidad y rendición de cuentas de todos en el lugar de trabajo.

fuente:http://www.paho.org/hq/index.php?o
http://www.anmm.org.mx/GMM/2012/n6/GMM_148_2012_6_586-590.pdf