La mayoría de los gerentes trabajan con paradigmas, que pueden clasificarse en dos categorías principales: del modo en que son las cosas, o realidades, y del modo en que deberían ser, o valores. Con esos mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Pocas veces cuestionamos su exactitud; por lo general ni siquiera tenemos conciencia de que existen.
Para relacionarnos efectivamente con otras personas, debemos aprender a escuchar. Y esto requiere control emocional. El escuchar requiere tener cualidades del carácter altamente desarrolladas tales como paciencia, estar abiertos al cambio y criticas y desear comprender. Es importante y efectivo actuar desde un nivel emocional bajo, dar consejos y dirigir en altos niveles.
Es fundamental empezar por las personas, por la parte más interior de esta, los paradigmas, el carácter y los motivos. Un enfoque desde el interior hacia el exterior pretende lograr lo que Stephen Covey denomina victoria privada precedente a las victorias pública.
En términos más precisos un líder, gerente o cualquier persona efectiva debe hacerse promesas, y mantenerlas hasta cumplir su objetivo, y sólo después hacer y mantener promesas ante los otros.
Aquellos que dirigen las organizaciones y que tienen personal a su cargo deben poner la personalidad ante el carácter, tratar de mejorar las relaciones con los otros ante de mejorarse así mismo.
De adentro hacia afuera es un proceso, un continuo proceso de renovación basado en las leyes naturales que gobiernan el crecimiento y el progreso humano.
Es como lo enfoca Stephen Covey una espiral ascendente de crecimiento que conduce a formas progresivamente superiores de independencia responsable e interdependencia efectiva.
La dependencia es el paradigma del tú: tú cuidas de mí, tú haces o no haces lo que debes hacer por mí; yo te culpo a ti por los resultados. La independencia es el paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí mismo, yo puedo elegir. La interdependencia es el paradigma de nosotros: nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos combinar nuestros talentos y aptitudes para crear juntos algo más importante.
Nadie puede dirigir a otros ni se sabe autoconducir, no pueden vivir en el cambio si en su interior no persiste un núcleo invariable. La clave de la capacidad para cambiar es una idea constante de lo que uno es, de lo que persigue y de lo que valora.
Las personas efectivas no se orientan hacia los problemas, sino hacia las oportunidades. Producen oportunidades nada es un problema, nada es imposible todo es soluble. El problema está en el como enfoquemos en “el problema".
Se necesita mucha fuerza de carácter para admitir errores y disculparse con rapidez, de todo corazón y no de mala gana. Para disculparse auténticamente es necesario ser dueño de uno mismo y tener una seguridad profunda respecto de los principios y valores fundamentales.
Existen leyes que condicionan el comportamiento humano, de igual forma existe la ética del carácter, la cual gobierna la efectividad humana.
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